Hemos elegido LIFE como título para esta nueva exposición en Espinasse31 Milán, que resume algunas exposiciones en las galerías de Milán y Madrid durante el último año porque en todas las exposiciones los artistas han representado, a su manera, ideas, conceptos, objetos y estados de ánimo que recuerdan cosas y momentos importantes de sus vidas.

La exposición también pretende subrayar la voluntad de Espinasse31 de valorizar a sus artistas ofreciéndoles la oportunidad de mostrar sus obras a un público cada vez más amplio no sólo participando en ferias internacionales sino también proponiéndolas en diferentes ubicaciones de la galería con exposiciones individuales y colectivas.

Al llegar a la galería, las obras de Daniil Vasiliev sumergen inmediatamente al espectador en recuerdos del pasado y de un futuro lleno de incertidumbres. En sus obras, la ternura se entrelaza con la brutalidad, los recuerdos de la infancia interactúan con las reflexiones sobre el futuro y los elementos místicos y fantásticos coexisten con el realismo.

Marcello Silvestre, conocido por su cautivadora exploración del realismo, añade otra capa de profundidad a la exposición LIFE . Sus obras resuenan con detalles intrincados y una narración emotiva, ofreciendo un contraste con los elementos etéreos y surrealistas presentados por Vasiliev.

Alejandra De La Torre comenzó a trabajar en su serie “Bye Bye Souvenir” durante la pandemia de COVID-19. Esta serie representa lo que perdimos a causa de la pandemia: nuestra libertad de movimiento. Mientras tanto, en la serie de Oton “Más que un niño”, las caricaturas más famosas de la cultura popular se transforman en imitaciones burlescas de nosotros mismos en estas obras frescas y espontáneas.

En la instalación “Lluvias”, 36 piedras de pizarra en bruto que simbolizan la Tierra cuelgan de cables de metal, suspendidas en el espacio antes de tocar un espejo negro. Esta representación captura el momento fugaz antes de que la vida se encuentre con la eternidad.

Otra pieza, la "Lámpara de araña de la iglesia del siglo XXI", elaborada con barras de metal y cilindros de hormigón, representa velas apagadas, almas petrificadas y templos vacíos. Esta escultura reflexiona sobre el simbolismo de la estructura, representando el contraste entre la calidez esperada del espíritu humano y la dura realidad de los materiales rígidos. A través de su arte, Dmitrii Khramov y Maria Khramova exploran la interacción entre lo vivo y lo inanimado, espiritualizando lo no vivo, que también lleva rastros de vida y tiempo.